Making of de Perfectos desconocidos, de Álex de la Iglesia
A finales de 2016 rodábamos la que, hasta la fecha, sigue siendo una de las películas más taquilleras de la historia del cine español: Perfectos desconocidos. Hoy recordamos cómo fue la grabación de esta película de Álex de la Iglesia.
Tras la experiencia del rodaje de El bar, repetíamos en el mismo año con una película de Álex de la Iglesia. Como es sabido, Perfectos desconocidos es un remake de Perfetti sconosciuti (Paolo Genovese), una comedia italiana que ganó el David di Donatello a mejor película y mejor guión y que recaudó casi 20 millones de euros en Italia. Nuestra película, con guión adaptado por el propio de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría, recaudó un total de 20.761.382€ y fueron a verla al cine más de 3 millones de espectador@s.
No todo era decorado, pero casi
Al igual que en El bar, la historia de Perfectos desconocidos transcurre en un único escenario la mayor parte de la película. Y, aunque no lo parezca -y también al igual que en El bar- no se rueda en un piso de verdad, sino que la grabación se hace en un plató.
La espectacular terraza del piso con vistas a Alonso Martínez (Plaza de Santa Bárbara) también formaba parte del plató, pero sí que está recreada en una terraza auténtica, la del Hotel Sardinero de Madrid.
¿Que no te crees que todo era un plató? Pues aquí va un vídeo en el que Álex de la Iglesia te lo muestra (solo para escéptic@s):
Sí que se grabaron algunas escenas en exteriores, como los recorridos en coche que realizan los personajes de Eduardo Noriega, Dafne Fernández, Ernesto Alterio y Juana Acosta. Estas escenas están grabadas, entre otras calles, en la Gran Vía, la Puerta de Alcalá y el Paseo de la Castellana.
El día de la marmota
En su día, Dafne Fernández comparó el rodaje con el famoso día de la marmota de Atrapado en el tiempo (Harold Ramis), ya que pasaban 12 horas al día con el mismo vestuario y siempre los mismos actores. Y es que una de las dificultades de Perfectos desconocidos es recrear que todo pasa en una única noche. Esto, evidentemente, implicó un gran esfuerzo no solo para los actores, sino también para todo el equipo técnico, desde el equipo de maquillaje hasta el de fotografía.
Y todo para conseguir, como quería Álex de la Iglesia, que el espectador sintiese que realmente estaba en esa cena. ¡Y vaya si lo conseguimos!
